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¿Es un orgullo ser mexicana?

Publicado el: September 12, 2025

Por mucho tiempo he sido de las que crítica el país donde nació: la violencia que predomina, la falta de conciencia ciudadana que se refleja en basura tirada en la calle, la desigualdad, la discriminación, la lista es larga y cada septiembre tengo este dilema ¿me siento orgullosa de ser mexicana?

México es una tierra de contrastes, según datos de ACLED, en 2024 fue considerado el país sin guerra más peligroso y violento del mundo. Sin embargo, este año fuimos parte del top 10 de los países más felices del mundo.



De hecho, personas extranjeras dan fe de esta felicidad y de sus beneficios, como la Influencer Chingu Amiga que dice que llegando a México se curó del síndrome de burnout (agotamiento extremo) que le arrebató las ganas de vivir debido a lo exigente que es la vida en Corea del Sur, dice que en nuestro país se siente libre.

Aceptar la tierra en la que nací, de alguna manera, es aceptarme a mí. Para hacerlo tuve que reconocer el origen de este país, antes de la llegada de España ya había guerras entre civilizaciones, divisiones de clase y esclavitud. La conquista trajo una integración forzada con Europa, pero también una mezcla cultural sin precedentes: indígena, española, africana, asiática y, con el tiempo, de todo el mundo.

Tras analizar la historia de México, pienso que somos una nación joven, apenas llevamos poco más de 200 años intentando reconocernos como una sola identidad, en la época virreinal había una fuerte división entre personas criollas, españolas, nativas, con la independencia llegaron los primeros intentos de unirnos bajo una sola bandera.

Cabe destacar que, nuestra identidad como país se ha construído en parte por los ojos extranjeros que miran a esta tierra como un lugar para comenzar de nuevo, donde hay oportunidades, grandiosos paisajes y libertad. Pero la tarea, como en todo proceso de identidad, es aprender a vernos con nuestros propios ojos, valorar lo que tenemos y decidir qué tipo de país queremos ser.

En este ejercicio de aceptación me estoy permitiendo apreciar a mi gente: la fuerza de una señora de 65 años vendiendo garnachas en la Basílica de los Remedios, leyendo a la perfección a las personas que estaban dudosas de consumir en su puesto y los covene con un “¿qué se les antoja?” o aquel mesero del mercado que me ofreció un caldo de pollo y, con humor, me prometió “que quitaba la cara seria”.

Vengo de una familia de comerciantes. Hay días de abundancia y otros en los que apenas se cubren los gastos. Falta educación, sí; falta conciencia, también. Pero lo que sobra es resiliencia: esa fuerza que permite levantarse cada mañana, bromear con la clientela y generar dinero. Solo quiere ser feliz y tener lo suficiente para su familia y la de sus trabajadores.

Hoy entendí que he sido muy dura con mi país, como lo he sido conmigo misma, al poner toda mi atención en lo que está mal sin apreciar sus bondades. El orgullo de ser mexicana no significa ignorar la violencia ni la desigualdad, sino trabajar para mejorar.

En mi caso mejorar es:

  • Valorar la libertad por la que tanto se luchó, como mujer he descubierto que soy presa del qué dirán, de mis creencias, pero nací en México, en donde la libertad es un derecho, está en mis manos ejercelo.
  • Reconocer el valor de la gente de a pie que sostiene a este país todos los días con su trabajo.
  • Aportar lo que esté en mi para remediar los males.

La historia es historia, tenemos por delante un presente y futuro completamente alterable y todas aquellas que habitamos este país, somos responsables de cuidarlo.

POR DULCE ELENA GALINDO VILLA

COLABORADORA

INSTAGRAM: @DULCEGALINDOVILLA: https://www.instagram.com/dulcegalindovilla/

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