Servir a la justicia no es servir al poder, a la ley o al mercado, sino a la prosperidad y a la felicidad humana presente y futura, frente a toda adversidad y enemigo, afirmó el presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJCDMX), magistrado Rafael Guerra Álvarez, quien dijo que esto debe ser así cuando sea fácil pero también difícil.
Así lo subrayó con la presencia de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina, en la imposición de toga a cinco magistradas y magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial, que será presidido por el magistrado Nicolás Jerónimo Alejo; a 34 magistradas y magistrados y a 98 juezas y jueces del TSJDCMX, que rindieron protesta de ley ante el Congreso local el pasado 1 de septiembre.
Ante las y los nuevos juzgadores, en sesión de pleno público de magistradas y magistrados, aseguró que “no hay nada más terrible que la injusticia disfrazada de justicia”, y planteó que la toga no es ornamento, sino un ariete moral destinado a “inspirarnos con prudencia y ser conscientes del peso del dolor humano”.

La toga no es un privilegio, es una responsabilidad: nuevos juzgadores rinden juramento
Hoy, la toga que reciben no es un privilegio, sino una responsabilidad; que cada sentencia sea un rayo de luz en la vida de quienes claman justicia; que cada decisión sea un recordatorio de que la patria confía en nosotros, y el futuro de México será más próspero y más humano si la judicatura honra cada día este juramento”, enfatizó.
Con la presencia de la primera vicepresidenta de la Mesa Directiva del Congreso de la Ciudad de México, diputada Yuriri Ayala Zúñiga, en representación del presidente de ese órgano, diputado Jesús Sesma Suárez, el magistrado recordó que las y los nuevos juzgadores representan un ejercicio de voluntad colectiva que, a través del sufragio, eligió libremente construir una vida con más justicia, mejores servicios y una realidad social más próspera.
También dijo a las y los nuevos impartidores de justicia que la justicia no es tarea de un día ni de una sola disciplina, sino herencia social histórica que se recibe y se transmite, y los conminó a su mundo propio y potencial natural, así como a crecer continuamente y descubrir y manifestar su fuerza en cada sentencia, en cada deliberación libre y en cada criterio.
Les damos la bienvenida y los recibimos como su hogar porque esta comunidad judicial es una familia, y, como tal, les pedimos recordar la igualdad fundamental de todas las personas y la dignidad inherente a todas las obras”, destacó, ante la presencia de la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Yasmín Esquivel Mossa; de legisladores federales y locales; servidores públicos del gobierno de la Ciudad de México, y las y los secretarios generales de los sindicatos del órgano judicial.

Guerra Álvarez planteó que, desde el magistrado hasta la base trabajadora, pasando por jueces y operadores administrativos, “todas y todos somos engranajes esenciales para esta institución y merecemos ser tratados con dignidad y aprecio”, al compartir una misma nación y una misma causa.
Al acto también acudieron el secretario de Gobierno de la administración capitalina, César Cravioto Romero; la fiscal general de Justicia capitalina, Bertha Alcalde Luján, y la coordinadora del Grupo Parlamentario de Morena en el Congreso local, diputada Xóchitl Bravo Espinosa, entre otros.